El post de hoy va a ser diferente. Nos hemos levantado inspirados y, cómo sabemos que será muy fácil encontrar artículos en torno a las ventajas de trabajar en equipo, hemos decidido hacer uno sobre las desventajas.
¡Ojo!, que creemos que el trabajo en equipo y la capacidad de colaboración son básicos para el mundo laboral, así como que seguramente tengan más ventajas que inconvenientes. Pero hoy compartiremos la cara B del asunto. Más que nada, para recordar que las relaciones humanas nunca están exentas de conflictos. Pero, si los sabemos detectar, es mucho más sencillo abordarlos y solucionarlos.
Cuando hay que tomar decisiones puede que impere la opinión de pocas personas. Por ejemplo, si los integrantes con cargos de mayor liderazgo comparten un punto de vista, otras voces pueden quedar silenciadas. Ya sea por miedo a llevar la contraria o porque no se les tenga en cuenta. Para evitarlo, se pueden introducir métodos de votación de tipo asambleario. O, simplemente, animar a que todos los miembros del equipo puedan dar su opinión sin ningún tipo de coacción. El respeto a las personas más allá de su rango es también un pilar básico.
Dedicar demasiado tiempo a la reuniones y en discutir sobre acciones, en vez de implementarlas, también es peligroso. Si éstas no están bien planificadas nos pueden robar horas para dedicar al trabajo propiamente dicho. Planificar una reunión, escoger un moderador, hacer una lista de temas que se tocarán etc. lleva un tiempo, sí. Pero mucho menos que lo que se podría alargar una que esté mal planeada. En PL tenemos un post dedicado a su optimización.
La presión social y los egos muy fuertes o muy delicados pueden hacer aparición durante algunas dinámicas. Si nos vemos influidos por la opinión general y no tenemos sentido crítico puede que se dejen de contemplar riesgos importantes. Si tener razón o la necesidad de demostrar que nuestras ideas son mejores es más importante que el objetivo final del proyecto, nuestra subjetividad nos desviará mucho de los resultados globales. Otra vez, el respeto por las opiniones ajenas es crucial. Rebatir no es descalificar a una persona o una idea.
La responsabilidad sobre los procesos puede quedar diluida en el grupo si no se definen roles. Es más práctico asignar encargados de cada proyecto o “controllers” que estén al tanto de que todo lo decidido se vaya ejecutando. Para escoger el rol de cada integrante del equipo, no sólo hay que tener en cuenta las capacidades intelectuales, sino también las psico-sociales.
Cuantos más integrantes tiene un grupo, más difícil es saber quién tiene que saber qué en cada momento. Qué es ruido para ellos y de qué es necesario que estén informados. Deberíamos pararnos a pensar en cómo afectan al trabajo de cada persona los avances que vaya habiendo, antes de decidirlo.
Pues sí, trabajar en equipo es muy ventajoso pero no es pan comido. Conocer los problemas que irán surgiendo cuando haya mucha diversidad de opiniones o de estilos de trabajo nos ayudará. Con lo que sí, ¿por qué no “sacar a relucir” las desventajas de trabajar en equipo?
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com
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