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martes, 21 de marzo de 2017

Contratos de una hora y otras lindezas de la temporalidad

En la última Encuesta de Población Activa realizada por el INE se especificaba que la tasa de temporalidad en España se situaba en el 25,04%. O, en otras palabras, uno de cada 4 trabajadores tiene un contrato temporal. Esto ya nos parece grave, pero lo es más que hasta el 90% de los nuevos contratos registrados durante 2017 sean temporales. Así es, 9 de cada 10.


La temporalidad en España ya ha sido anteriormente definida como una de las enfermedades más graves del mercado laboral. Junto con Polonia, España es de los países europeos donde más se registra esta práctica. A pesar de que se dijo que las últimas reformas laborales, al abaratar los despidos podrían haber supuesto un incentivo para realizar más contratos indefinidos, el número de nuevos contratos temporales casi no ha decrecido.
Aunque es cierto que durante los años posteriores a la crisis esta modalidad de contratación ha aumentado, la costumbre de firmar contratos temporales es algo ya muy arraigado en nuestro país. En enero de 1995, por ejemplo, el 94,62% de los contratos registrados fueron de duración limitada y el mínimo de esta tasa fue el 84,55%, en enero de 2007. La actual cifra, como vemos, se corresponde más con la del 95.
En referencia a esta tendencia, UGT denuncia que la recuperación económica se está asentando en la generalización de la precariedad laboral. CCOO atribuye la situación a que la creación de empleo sigue concentrada en los sectores menos productivos de la economía como el comercio, la hostelería y los servicios auxiliares. Por el contrario, hay un peso bajo y decreciente en las actividades industriales. Debido a las fluctuaciones más características de los primeros sectores, el sindicato apunta que influye directamente en la precarización masiva contractual y de sueldo.

Consecuencias surrealistas

Luego está lo limitada que llega a ser la duración de algunos contratos temporales. El 2006 (año pre crisis), por ejemplo, se registraron 1,7 millones de contratos de menos de una semana de duración hasta agosto y representaba el 14,7% del total de contratación. Durante el mismo periodo, pero en 2016, la cifra ascendía casi al doble: más de 3,3 millones. Además, el 40% de éstos es a tiempo parcial.  En agosto de 2016, el número de contrataciones de menos de 7 días triplicaba el de las indefinidas y 4,5 de cada 10 contratos nuevos duraban menos de un mes.
La población española ha tenido que ir adaptándose a empalmar un trabajo temporal con otro porque, en la mayoría de ocasiones, no hay más remedio. Así lo manifestaban los testimonios de este artículo en El País. David Pena, por ejemplo, con sólo 32 años acumulaba 130 altas y bajas en la Seguridad Social entre 2014 y 2015. En su vida laboral sumaba experiencias de hasta un mínimo de una hora, haciendo de transportista, comercial, carga y descarga de  furgonetas, entre otros.
Luis Peña, montador de 40 años, también tiene una peculiar vida laboral: encadenó unas 30 altas durante el período de 6 meses en la televisión pública.
María y Pilar, del sector de la enfermería, son otro caso llamativo. Entre ambas acumularon unos 35 contratos durante el 2014 y están acostumbradas a trabajar así desde hace años. Al formar parte de una bolsa de empleados del hospital Meixoeiro en Vigo, tienen que decir sí cada vez que las llamen o bajan 500 puestos en la lista.
Son casos inverosímiles. Pero existen, y son resultado de la temporalización llevada al extremo en España. De hecho, en la sanidad pública son muy usuales las contrataciones por día. Un claro reflejo de la tolerancia que tiene este país a esta tendencia precaria.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com

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