La Enfermedad del Tabaco Verde (ETV) es un envenenamiento por nicotina que se produce al manipular la planta del tabaco. Los trabajadores corren un alto riesgo de desarrollar la enfermedad cuando su ropa se satura de tabaco que está humedecido por la lluvia, el rocío de la mañana o la transpiración. Los síntomas incluyen náuseas, vómito, mareo y dolor de cabeza, dolores abdominales y diarrea. En algunos casos, se produce postración severa, dificultad para respirar y fluctuaciones en la presión arterial y el ritmo cardíaco. Otra sintomatología frecuente es la relacionada con trastornos del sueño o dificultad para comer. Algunos de los síntomas de la ETV son similares a los del agotamiento por calor y el envenenamiento por pesticidas, lo que dificulta un diagnóstico correcto.
Pese a su efecto analgésico, la nicotina es muy venenosa e, ingerida en estado puro, es uno de los tóxicos más potentes. La toxicidad se manifiesta a partir de los 2-4 mg, siendo mortal a partir de dosis de 40-60 mg. Para tener una idea asequible del poder mortífero de la sustancia basta pensar que es tres veces más tóxica que el veneno de la serpiente de cascabel. Dadas las circunstancias, trabajar en el cultivo del tabaco es, contra lo que pudiera parecer a priori, un trabajo de alto riesgo, con alta probabilidad de desarrollar enfermedades profesionales inducidas.
El 97% de la producción de tabaco en España proviene de Extremadura, con una extensión cultivada cercana a las 9.000 hectáreas. España es el tercer productor de hoja de tabaco de la Unión Europea, con unas 37.500 toneladas (lo que supone un 17% del cultivo en Europa). La recolección de la hoja de tabaco suele hacerse con medios mecánicos, lo que minimiza los riesgos del contacto directo con el tóxico, algo que no ocurre en todas las plantaciones tabaqueras del mundo.
Los trabajadores se ven expuestos a la ETV y trastornos respiratorios causados por el polvo del tabaco y el humo de los hornos que se emplean para el secado y curado de la planta
Tabaco, tóxico de principio a fin
No es necesario abundar en los problemas de salud pública que representa el consumo de tabaco. Sin embargo, no podemos olvidar su impacto también sobre la cadena de producción. Un informe de Swedwatch, organización sueca (ONG) que estudia el impacto de las empresas sobre los derechos humanos y el medio ambiente en los países en desarrollo, advierte de los graves abusos que se cometen contra los derechos humanos en la industria del tabaco en Bangladesh. La situación se extiende a otras zonas deprimidas del globo que cultivan tabaco como medio de subsistencia. En esta industria precaria e insalubre suele participar toda la familia, lo que tiene un grave impacto sobre la salud infantil. Los trabajadores se ven expuestos a la ETV y trastornos respiratorios causados por el polvo del tabaco y el humo de los hornos que se emplean para el secado y curado de la planta. Los niños de las plantaciones presentan síntomas de debilidad, agotamiento y bajo peso corporal, hecho que provoca un alto índice de absentismo escolar. Por otra parte, cultivar tabaco conlleva una inversión elevada para los pequeños productores, que se ven abocados a una cadena de préstamos para cumplir con el compromiso suscrito con el comprador a través de contratos que, muchas veces, carecen de la mínima transparencia. La Unión Europea es el principal socio comercial de Bangladesh, lo que representa el 12% del comercio total de Bangladesh.
Enfermedad ignorada
Frecuente entre los recolectores y manipuladores del tabaco, la ETV se detectó por primera vez en los trabajadores de las plantaciones de tabaco en Florida, al inicio de los años 70. Los estudios confirmaron que la sintomatología observada en todos los ocupados en dicha actividad en cualquier parte del mundo estaba provocada por la absorción de la nicotina a través de la piel. Por tratarse de un tóxico soluble en agua, los científicos sugieren que la afección se da especialmente cuando la planta está mojada, momento en que su manipulación constituye un problema de seguridad laboral. Como promedio, los síntomas aparecen 10 horas después de la exposición, con una duración de entre 1 y 3 días cuando se efectúa el tratamiento adecuado. La manifestación severa de la intoxicación puede conducir a un cuadro clínico de convulsiones, disnea (sensación de ahogo por falta de aire) o el colapso vascular.
Las recomendaciones para los cosechadores son obvias: no cosechar tabaco después de una lluvia y/o manipular tabacos mojados, cubrir la mayor parte del cuerpo para minimizar el contacto del tabaco con la piel, no trabajar descalzos, consumir abundante agua limpia y fresca, evitando en lo posible la ingesta de alimentos durante las tareas de la cosecha, no cosechar en horas de temperaturas extremas (entre las 12 y las 15 horas). Al finalizar la jornada laboral los operarios deben seguir una estricta higiene personal y cambio de ropa.
Fuente http://www.proteccion-laboral.com
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