El rol de un azafato de vuelo o TCP (Tripulación de Cabina de Pasaje) consiste en proporcionar comodidad y seguridad a los pasajeros del avión. Pero, por supuesto, esto no les exime de riesgos a ellos. Hoy dedicaremos este post a concienciar un poco sobre los peligros y dificultades a los que se enfrentan estos profesionales cada día.
El trabajo de TCP está calificado como una profesión de riesgo. Y no nos extraña. Además de lo evidente ─los peligros potenciales de viajar en avión─, los azafatos tienen una profesión muy singular.
Para empezar, los horarios son lo que muchos llamaríamos “una locura”. Sus jornadas laborales pueden llegar hasta las 16 horas seguidas, estando en distintos husos horarios, cambiando de avión cada X, un día durmiendo en una ciudad y otro en otra. Eso, sin tener en cuenta el adaptarse a los retrasos típicos de cualquier medio de transporte. Pero con la diferencia de miles de quilómetros. Que si esta noche tenías que volar a Madrid, donde vives con tu familia, y resulta que hay una ventisca en Copenhague y no podréis despegar hasta mañana. Esas cosas que a los pasajeros nos pasan alguna vez en la vida y nos ponemos de los nervios… Pues a para ellos, por simple estadística, es algo habitual. Conciliar no va a ser sencillo.
El espacio donde deben desarrollar su actividad tampoco es lo más cómodo: reducido, a veces muy estrecho, cerrado y con poca luz. Esto, unido con las largas jornadas y trabajar de pie la mayor parte del tiempo, provoca fatiga tanto física como mental. Los cambios de presión a los que se someten y tener que cargar con los carritos, a menudo afectan la circulación sanguínea, dando lugar a la aparición de varices e hinchazón de estómago al final del día.
Merecen una mención específica los riesgos psicosociales de esta profesión. No sólo por el estrés de trabajar en este tipo de espacios y los horarios imposibles. El contacto directo y dar un buen servicio a clientes de una gran diversidad de países, y por lo tanto de culturas distintas entre sí, ejerce también una importante presión. El 2012 se presentó un “paper” (publicado en Prevención Integral) que concluía que la alta carga mental de los azafatos provocaba, en muchos casos, síntomas como: dolores de cabeza, en las extremidades inferiores, irritabilidad, nerviosismo, dificultades para dormir y/o para concentrarse y alternaciones digestivas. También destacaron que el 40% de los trabajadores del sector encuestado padecían síndrome de burnout. Es decir, estaban quemados del trabajo.
Otro factor que también causa mucha preocupación últimamente es el posible riesgo de aborto en las mujeres azafatas de vuelo. La revista Epidemiology publicó un estudio que analizó 840 embarazos entre 673 asistentes de vuelo y examinado 2 millones de vuelos para determinar la alteración del ritmo circadiano, la carga física y la dosis de radiación cósmica. Sus resultados indicaron que volar más de 15 horas en el primer trimestre de embarazo podía hasta duplicar el riesgo de aborto involuntario. Además, sugieren que la exposición a 0.1mGy (dosis absorbida de radiaciones ionizantes) también puede estar asociada. El “paper” publicado en Prevención Integral también relacionaba ambos hechos.
La lactancia también es un periodo delicado para las azafatas, puesto que los horarios no permiten estar con el bebé durante días ni el avión es un espacio apto higiénicamente para sacar leche y guardarla. La altura a la que se trabaja y el estrés afectan negativamente a la secreción de prolactina y, por lo tanto, influyen negativamente sobre el amamantamiento. De hecho, aunque en el RD 783/2001 se especifica que, si una mujer está en periodo de lactancia no se le asignarán trabajos que supongan un riesgo significativo de contaminación radiactiva, las mutuas de las compañías aéreas son muy reluctantes a concederles la prestación por lactancia de riesgo. Esto es una batalla todavía abierta, el resultado de la cuál acostumbra a decidirse en .
Así es. Aquella profesión tan percibida como glamurosa (sobre todo en los años 60 y 70) por viajar tan a menudo, tiene muchos más peligros que el evidente. Además de ser altamente estresante y fatigante. La imagen de lujo que veíamos en series como Pan Am, puede que ahora se nos desdibuje un poco.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com
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