La calidad del empleo es un concepto multidimensional, que necesita definición. Asempleo, la asociación empresarial de ETT, y la Universidad de Alcalá de Henares presentaron en 2016 su Índice de Calidad del Empleo, un modelo que se suma a otros existentes y, con ello, al debate de décadas sobre un concepto para el que no existe una lectura unívoca.
La modelización del concepto de calidad de empleo puede hacerse basándose en aspectos subjetivos: se centra en la idea de que la calidad del empleo es la utilidad que una persona obtiene de su empleo (depende de atributos del puesto como el salario, las horas trabajadas y el tipo de tareas), o aspectos objetivos: las características del puesto que satisfacen las necesidades de las personas en relación con el trabajo.
El ICE de Asempleo
Este índice, que se ha basado en los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) pone el foco en seis dimensiones que han considerado vitales para hablar de la calidad de un puesto: condiciones de trabajo, cualificación y formación, combinación de trabajo y vida continua, salarios, perspectivas profesionales y estabilidad en el empleo. Los desarrolladores del modelo han puesto el énfasis en que permita “la medición de los resultados para un periodo de tiempo largo, actualizarse con una periodicidad anual y compararse entre colectivos, en particular, según su tipo de contrato; a la vez que puede aplicarse a otros países de nuestro entorno para elaborar comparaciones posteriores”.
El marco referencial para nuestro país lo tenemos en la propuesta de la Comisión Europea sobre calidad de vida laboral, que hace referencia a un conjunto de diez dimensiones:
-Calidad intrínseca del puesto de trabajo.
-Cualificaciones, aprendizaje continuado y desarrollo profesional.
-Igualdad de género.
-Salud y seguridad en el trabajo.
-Flexibilidad y seguridad.
-Inclusión y acceso al mercado de trabajo.
-Organización del trabajo y equilibrio con la vida cotidiana.
-Diálogo social.
-Diversidad y no discriminación.
-Productividad del trabajo y desarrollo económico general.
El índice contempla seis dimensiones: condiciones de trabajo, cualificación y formación, combinación de trabajo y vida continua, salarios, perspectivas profesionales y estabilidad en el empleo
Principales conclusiones/recomendaciones del Índice
Entre sus diversas conclusiones, el ICE de Asempleo apunta que “según las características personales de los individuos, el perfil que disfruta de mayor calidad en su empleo es el de trabajador de mayor edad, que ocupa un puesto no manual, cualificado, y que tiene estudios terciarios (superiores)”. No hace distinción entre varones y mujeres, dado que ambos sexos obtienen puntuaciones muy parecidas en todas las dimensiones.
En cuanto a recomendaciones para la calidad del empleo en España, se sugieren actuaciones en: seguridad y estabilidad del empleo, calidad del entorno de trabajo y de los puestos.
-Seguridad y estabilidad del empleo. Deberían articularse en torno al concepto de la “flexiseguridad” (la búsqueda de la competitividad no puede ir en detrimento de la seguridad laboral). La línea de trabajo principal sería “la articulación de medidas eficaces y decididas desde los poderes públicos para combatir el excesivo nivel de la rotación laboral injustificada, (persiguiendo de forma eficaz el fraude en el uso de la contratación temporal), con la colaboración de los agentes económicos y sociales para promover la estabilidad en el empleo (no necesariamente en el puesto)”, propone el ICE de Asempleo. Para dicho fin sugiere la implantación de “programas parecidos a los que se desarrollan en el ámbito de la siniestralidad laboral, como el sistema de reducción de las cotizaciones por contingencias profesionales a las empresas que hayan contribuido especialmente a la disminución y la prevención de la siniestralidad laboral, o como el programa de adhesión voluntaria “PreVea” al que se podían acoger las empresas de alta siniestralidad laboral”.
-Calidad del entorno de trabajo y de los puestos. El objetivo es lograr una vida laboral satisfactoria “mejorando –cita Asempleo- el contenido humano del trabajo”. Para tal fin se debería incrementar la autonomía y las oportunidades para el aprendizaje, la capacidad de decisión y la participación, así como las buenas prácticas de la dirección de las empresas y las buenas relaciones sociales en el lugar de trabajo. La calidad del puesto también requiere la limitación de la carga y la presión para realizar el trabajo así como el control de la exposición a factores de riesgo físico para la salud y de intimidación o abuso en el lugar de trabajo. Son áreas de mejora la distribución del tiempo de trabajo con vistas a mejorar la conciliación entre vida personal y profesional (evitar horarios ‘anti-sociales’), la potenciación del trabajo a tiempo parcial voluntario, o la implantación de la jornada laboral continua. Con respecto a la seguridad laboral, deben aplicarse las medidas oportunas para reducir el impacto en la salud de aspectos específicos del entorno físico.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com
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