Introducción
Los pólenes son granos microscópicos que se forman en las flores de las plantas con fines reproductivos. Su presencia es causa frecuente de alergia (polinosis) llegando a producir, entre otras molestias, síntomas agudos de asma, rinitis o conjuntivitis. Todas las plantas, árboles, hierbas, arbustos y malezas producen polen. Este proceso tiene lugar durante todo el año, si bien es cierto que la primavera es la época más proclive a la aparición de alergias, por ser el momento de mayor producción polínica.
La lluvia y la nieve registradas durante el otoño y el invierno influyen al alza en la cantidad de polen detectado. Por otro lado, durante la estación polínica, la situación meteorológica: temperatura, viento, humedad y pluviosidad, condicionan el nivel de polen en el aire ambiente.
En los afectados por polinosis el umbral de respuesta es variable, siendo diferente de un paciente a otro y pudiendo disminuir los síntomas a medida que avanza la estación.
El diagnóstico médico de la polinosis corresponde a los especialistas, que evaluarán el tipo de polen que la provoca, la época en la que se desarrolla, las medidas preventivas a observar y, en su caso, la medicación que ha de aplicarse. El conocimiento de los niveles de polen en el aire ambiente por parte de los afectados, permite la aplicación de medidas para minimizar el contacto con el alérgeno.
(Fuente: S.E.I.C.A.P.)
Medidas para minimizar la exposición al polen
- Reducir en lo posible las salidas al campo y parques durante los periodos de máxima polinización.
- Permanecer el mayor tiempo posible dentro de casa durante los días de alta concentración de polen, especialmente en días de viento.
- Ventilar el domicilio preferentemente a primera hora de la mañana y mantener después cerradas las ventanas.
- Tener las ventanas cerradas durante la noche.
- En los desplazamientos en coche, llevar las ventanillas cerradas y disponer de filtros apropiados en el sistema de climatización.
- Evitar tareas de jardinería, corte de césped o tumbarse sobre el mismo.
- Proteger los ojos con gafas de sol.
- En las tareas de limpieza, en lugar de barrer o sacudir el polvo, utilizar aspiradores y bayetas húmedas.
- Evitar secar la ropa al aire libre.
- Seguir las pautas de medicación indicadas por el especialista.
- Estar informado sobre los niveles de polen ambiente.
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