QUE SE PONEN LOS CARNICEROS
Uno de los casos seleccionados por el BTS (Bureau
Technique Syndical Européen pour la Santé et la Securité) para demostrar la
posibilidad real de la ergonomía participativa es el de una industria cárnica de
Finlandia donde los trabajadores participaron en el diseño de los uniformes de
protección individual que debían evitar un alto índice de accidentes en el
momento de cortar la carne. La clave: mejorar el confort de los trabajadores con
una mayor protección respecto al frío y la humedad.
El Instituto Finlandés de Salud en el trabajo (FIOH) constató que las cosas
no iban demasiado bien en la industria cárnica, sobre todo en el despiece de
carne: en los mataderos se producía un número excesivo de accidentes, heridas y
enfermedades profesionales que quizás era posible evitar si se conseguía la
implicación de los trabajadores en el diseño de los equipos de protección
individual. La experiencia se puso en práctica en una empresa cárnica con más de
100 trabajadores. El objetivo era crear con y para los carniceros un
equipamiento que les resultara funcional atendiendo a las necesidades
metabólicas ligadas a su actividad, a las condiciones térmicas propias de los
mataderos y a las normas que dictaba la legislación vigente. Hay que tener en
cuenta que las temperaturas ambientales de trabajo de los carniceros habían sido
reducidas recientemente para atender a las exigencias de los reglamentos de la
Unión Europea.
La elección de una aproximación participativa al diseño de los equipos de
protección individual tenía, además, el objetivo de conseguir que los carniceros
fueran más proclives a llevar los uniformes de trabajo y los guantes de
protección reglamentarios. Todos los aspectos del trabajo en los mataderos
fueron sometidos a examen: el entorno del taller, los sistemas de ventilación,
las herramientas y las máquinas, los métodos, los flujos de materia prima, las
características psicológicas y físicas de los carniceros, los vestidos, los
guantes, el calzado, etc. El equipo de investigadores mantuvo reuniones con los
trabajadores, con los responsables de la cadena de producción, con los
representantes sindicales de los trabajadores, con el empresario y con miembros
de las asociaciones profesionales del sector.
Seguridad alimentaria pero trabajo incómodo
El frío era uno de los principales problemas en los mataderos. Las bajas
temperaturas reinantes en las salas de despiece para asegurar la conservación de
los alimentos, provocaban disconfort, estrés y contracturas debidas al frío. Las
quejas de los carniceros se centraban, habitualmente, en la falta de estabilidad
de las temperaturas, la existencia de corrientes de aire, una humedad elevada en
el ambiente y suelos muy fríos.
Los trabajadores consideraban igualmente que sus
brazos y piernas estaban desprotegidos y se quejaban de enfriamientos de nuca,
espalda, tobillos y región lumbar. Los líquidos corporales de los animales
sacrificados mojaban los equipos de protección reduciendo su capacidad de
aislamiento y provocando molestias complementarias. Los trabajadores informaban
de una sensación molesta de frío y humedad en el estómago, las manos y los
puños. ¿Qué se podía hacer para mejorar los equipos y evitar en lo posible estas
molestias?
Lo primero era dar participación a los trabajadores en el diseño
de los nuevos vestuarios. Los usuarios participaron activamente, sobre todo en
una primera fase en la que se establecieron los requerimientos de los equipos,
se testaron los prototipos y se decidieron los modelos finales. Las decisiones
se tomaron teniendo en cuenta estudios sobre los accidentes más comunes, que
previamente se habían llevado a cabo, y atendiendo a las discusiones mantenidas
con los carniceros. El equipo de investigadores se componía de representantes
del matadero, higienistas, médicos, especialistas en accidentes, ergónomos,
fabricantes de uniformes de trabajo, ingenieros de la industria textil y
representantes de lavanderías industriales.
Artes y tecnología aplicadas a la salud
laboral
Los estudiantes de la Universidad de Artes Aplicadas de Helsinki
concibieron tres juegos diferentes de prototipos de vestidos, guantes y calzado.
Algunos carniceros utilizaron estos prototipos entre tres y cuatro semanas en
sus puestos de trabajo. Durante ese tiempo se testó la resistencia térmica de
los materiales. Los informes de los obreros tras este periodo de prueba y los
resultados de los tests aconsejaron introducir nuevas modificaciones. Con ello
se produjeron dos nuevos juegos de vestuario que fueron testados por carniceros
en el matadero. Tras los ensayos con estos prototipos, todos los obreros
llevaron bajo el equipamiento, camisas de manga larga y pantalones largos
elaborados con una mezcla de algodón y poliéster. Durante los ensayos se tomaron
mediciones de los principales parámetros fisiológicos típicos de esta actividad:
ritmo cardiaco, temperatura interna y externa medida sobre distintas partes del
cuerpo.
Con los nuevos equipos se consiguió que la temperatura de la piel,
sobre todo en la espalda, en la región lumbar y en el pecho, subiera unos grados
respecto a la que se obtenía con los uniformes clásicos. Los carniceros
encontraron los nuevos vestidos más calientes, aislantes y más resistentes a la
suciedad que los anteriores. Los estudios sobre el terreno provocaron otro tipo
de mejoras en el lugar de trabajo sobre todo en los sistemas de ventilación y en
la eliminación de líquidos de las materias primas.
El conjunto de vestuarios de protección individual que fue finalmente
aceptado por los carniceros que participaron en el estudio ha tenido gran
acogida entre otros mataderos finlandeses una vez comercializado. Se compone de
tres piezas fabricadas con una mezcla de 65 por ciento poliéster y 35 por ciento
algodón. Estas tres piezas fueron un peto de tirantes, una camisa de trabajo y
un delantal. Se puso especial atención en el diseño de cuellos y mangas, para
proteger adecuadamente las partes del cuerpo más expuestas a la humedad. Sobre
los guantes de protección no se hicieron grandes cambios, sin embargo, la
participación de los trabajadores en el diseño del vestuario tuvo por efecto una
mayor aceptación de los mismos, un mayor uso y una reducción de las heridas.
La conclusión, para el Instituto promotor del estudio, es sencilla. El éxito
de la experiencia se debe a la combinación de tres ingredientes: un trabajo
intenso, un equipo pluridisciplinar y la participación de los trabajadores.
Otra de las experiencias interesantes recogidas por el BTS se
desarrolló en una cadena de supermercados líder en el Reino Unido que emplea a
70.000 operadores de caja. Era el momento de diseñar un nuevo equipamiento para
las cajas y la empresa decidió hacerlo desde un enfoque de ergonomía
participativa. La caja fue diseñada dejando totalmente vacío el espacio para el
operador u operadora e implicando a los trabajadores en la concepción del mismo.
Un grupo de trabajadores de distinto sexo, diferentes edades y también con
diversa trayectoria en la empresa fueron seleccionados en tres supermercados
para trabajar en el proyecto.
Los trabajadores se integraron en un comité
compuesto por representantes de cada uno de los procesos de ingeniería que
intervienen en el diseño del equipamiento, miembros del equipo de seguridad y
salud de la empresa y responsables del departamento de atención al cliente. Un
ergónomo externo a la empresa asumió el rol de mediador en las primeras etapas
del proceso. La clave del éxito de esta experiencia fue la gran cantidad de
problemas que se identificaron en la primera fase del proyecto: hasta 50 puntos
de disconfort tanto para los consumidores como para los trabajadores fueron
señalados por el primer grupo de discusión.
Con esta riqueza de información fue
fácil identificar los problemas y buscar soluciones que fueron ensayadas primero
en maquetas y luego testadas en situaciones de trabajo reales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario