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lunes, 18 de marzo de 2013

QUE SE PONEN LOS CARNICEROS


QUE SE PONEN  LOS CARNICEROS
 

Uno de los casos seleccionados por el BTS (Bureau Technique Syndical Européen pour la Santé et la Securité) para demostrar la posibilidad real de la ergonomía participativa es el de una industria cárnica de Finlandia donde los trabajadores participaron en el diseño de los uniformes de protección individual que debían evitar un alto índice de accidentes en el momento de cortar la carne. La clave: mejorar el confort de los trabajadores con una mayor protección respecto al frío y la humedad.


El Instituto Finlandés de Salud en el trabajo (FIOH) constató que las cosas no iban demasiado bien en la industria cárnica, sobre todo en el despiece de carne: en los mataderos se producía un número excesivo de accidentes, heridas y enfermedades profesionales que quizás era posible evitar si se conseguía la implicación de los trabajadores en el diseño de los equipos de protección individual. La experiencia se puso en práctica en una empresa cárnica con más de 100 trabajadores. El objetivo era crear con y para los carniceros un equipamiento que les resultara funcional atendiendo a las necesidades metabólicas ligadas a su actividad, a las condiciones térmicas propias de los mataderos y a las normas que dictaba la legislación vigente. Hay que tener en cuenta que las temperaturas ambientales de trabajo de los carniceros habían sido reducidas recientemente para atender a las exigencias de los reglamentos de la Unión Europea.

La elección de una aproximación participativa al diseño de los equipos de protección individual tenía, además, el objetivo de conseguir que los carniceros fueran más proclives a llevar los uniformes de trabajo y los guantes de protección reglamentarios. Todos los aspectos del trabajo en los mataderos fueron sometidos a examen: el entorno del taller, los sistemas de ventilación, las herramientas y las máquinas, los métodos, los flujos de materia prima, las características psicológicas y físicas de los carniceros, los vestidos, los guantes, el calzado, etc. El equipo de investigadores mantuvo reuniones con los trabajadores, con los responsables de la cadena de producción, con los representantes sindicales de los trabajadores, con el empresario y con miembros de las asociaciones profesionales del sector.

Seguridad alimentaria pero trabajo incómodo

El frío era uno de los principales problemas en los mataderos.  Las bajas temperaturas reinantes en las salas de despiece para asegurar la conservación de los alimentos, provocaban disconfort, estrés y contracturas debidas al frío. Las quejas de los carniceros se centraban, habitualmente, en la falta de estabilidad de las temperaturas, la existencia de corrientes de aire, una humedad elevada en el ambiente y suelos muy fríos. 

Los trabajadores consideraban igualmente que sus brazos y piernas estaban desprotegidos y se quejaban de enfriamientos de nuca, espalda, tobillos y región lumbar. Los líquidos corporales de los animales sacrificados mojaban los equipos de protección reduciendo su capacidad de aislamiento y provocando molestias complementarias. Los trabajadores informaban de una sensación molesta de frío y humedad en el estómago, las manos y los puños. ¿Qué se podía hacer para mejorar los equipos y evitar en lo posible estas molestias?

Lo primero era dar participación a los trabajadores en el diseño de los nuevos vestuarios. Los usuarios participaron activamente, sobre todo en una primera fase en la que se establecieron los requerimientos de los equipos, se testaron los prototipos y se decidieron los modelos finales. Las decisiones se tomaron teniendo en cuenta estudios sobre los accidentes más comunes, que previamente se habían llevado a cabo, y atendiendo a las discusiones mantenidas con los carniceros. El equipo de investigadores se componía de representantes del matadero, higienistas, médicos, especialistas en accidentes, ergónomos, fabricantes de uniformes de trabajo, ingenieros de la industria textil y representantes de lavanderías industriales.
Artes y tecnología aplicadas a la salud laboral

Los estudiantes de la Universidad de Artes Aplicadas de Helsinki concibieron tres juegos diferentes de prototipos de vestidos, guantes y calzado. Algunos carniceros utilizaron estos prototipos entre tres y cuatro semanas en sus puestos de trabajo. Durante  ese tiempo se testó la resistencia térmica de los materiales. Los informes de los obreros tras este periodo de prueba y los resultados de los tests aconsejaron introducir nuevas modificaciones. Con ello se produjeron dos nuevos juegos de vestuario que fueron testados por carniceros en el matadero. Tras los ensayos con estos prototipos, todos los obreros llevaron bajo el equipamiento, camisas de manga larga y pantalones largos elaborados con una mezcla de algodón y poliéster. Durante los ensayos se tomaron mediciones de los principales parámetros fisiológicos típicos de esta actividad: ritmo cardiaco, temperatura interna y externa medida sobre distintas partes del cuerpo.
Con los nuevos equipos se consiguió que la temperatura de la piel, sobre todo en la espalda, en la región lumbar y en el pecho, subiera unos grados respecto a la que se obtenía con los uniformes clásicos. Los carniceros encontraron los nuevos vestidos más calientes, aislantes y más resistentes a la suciedad que los anteriores. Los estudios sobre el terreno provocaron otro tipo de mejoras en el lugar de trabajo sobre todo en los sistemas de ventilación y en la eliminación de líquidos de las materias primas.

El conjunto de vestuarios de protección individual que fue finalmente aceptado por los carniceros que participaron en el estudio ha tenido gran acogida entre otros mataderos finlandeses una vez comercializado. Se compone de tres piezas fabricadas con una mezcla de 65 por ciento poliéster y 35 por ciento algodón. Estas tres piezas fueron un peto de tirantes, una camisa de trabajo y un delantal. Se puso especial atención en el diseño de cuellos y mangas, para proteger adecuadamente las partes del cuerpo más expuestas a la humedad. Sobre los guantes de protección no se hicieron grandes cambios, sin embargo, la participación de los trabajadores en el diseño del vestuario tuvo por efecto una mayor aceptación de los mismos, un mayor uso y una reducción de las heridas.
La conclusión, para el Instituto promotor del estudio, es sencilla. El éxito de la experiencia se debe a la combinación de tres ingredientes: un trabajo intenso, un equipo pluridisciplinar y la participación de los trabajadores. 

Otra de las experiencias interesantes recogidas por el BTS se desarrolló en una cadena de supermercados líder en el Reino Unido que emplea a 70.000 operadores de caja. Era el momento de diseñar un nuevo equipamiento para las cajas y la empresa decidió hacerlo desde un enfoque de ergonomía participativa. La caja fue diseñada dejando totalmente vacío el espacio para el operador u operadora e implicando a los trabajadores en la concepción del mismo. Un grupo de trabajadores de distinto sexo, diferentes edades y también con diversa trayectoria en la empresa fueron seleccionados en tres supermercados para trabajar en el proyecto. 

Los trabajadores se integraron en un comité compuesto por representantes de cada uno de los procesos de ingeniería que intervienen en el diseño del equipamiento, miembros del equipo de seguridad y salud de la empresa y responsables del departamento de atención al cliente. Un ergónomo externo a la empresa asumió el rol de mediador en las primeras etapas del proceso. La clave del éxito de esta experiencia fue la gran cantidad de problemas que se identificaron en la primera fase del proyecto: hasta 50 puntos de disconfort tanto para los consumidores como para los trabajadores fueron señalados por el primer grupo de discusión. 

Con esta riqueza de información fue fácil identificar los problemas y buscar soluciones que fueron ensayadas primero en maquetas y luego testadas en situaciones de trabajo reales.

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