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jueves, 28 de septiembre de 2017

Daños colaterales del turismo: las camareras de piso

El Día Mundial del Turismo es una fecha señalada por el calendario de las Naciones Unidas. Su objetivo es enfatizar el valor social, cultural, político y económico tanto para el viajero como para la región que lo recibe. A su vez, la ONU quiere aprovechar para reivindicar el turismo como una vía más para contribuir a que se puedan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
No obstante, lo que debería ser un importante motor económico, en muchos países ha acabado siendo un problema. Pues el número de visitantes que reciben cada año ha acabado siendo, irónicamente, insostenible. Por si fuera poco, en el caso de España se le añade el agravante de la masiva precarización del mercado laboral. Algo que muchas empresas del sector han aprovechado para sacar el máximo beneficio, a costa de los trabajadores.
Uno de los colectivos más afectados por dicha situación son las camareras de piso. El año pasado entrevistamos a Ernest Cañada, autor de “Las que limpian los hoteles”  y en la última edición de la revista PL, volvimos a hablar de todos los riesgos a los que se enfrentan en su trabajo diario a cambio de sueldos ya tradicionalmente miserables.

Entre las labores más comunes de las camareras de piso está la limpieza y mantenimiento de las habitaciones y espacios comunes del hotel, preparación y recogida de material de transporte, tareas de lavandería e incluso atención directa al cliente según el área funcional.
Con el incremento masivo del turismo pero sin mejora económica en el país, las trabajadoras están sufriendo una gran sobrecarga laboral debida al aumento de espacios a limpiar en un tiempo determinado. Pueden realizar su jornada a una velocidad frenética o bien tener que alargarla sin cobrar las horas extra, para cubrirlo todo. O incluso ambas cosas. Mantener este ritmo, por supuesto, perjudica directamente su salud que cada vez se verá más afectada por el cansancio y el dolor crónicos. Algunas pueden llegar a medicarse con anti-inflamatorios de por vida o tener que pasar por operaciones quirúrgicas a fin de poder seguir trabajando. El estrés, la ansiedad, depresión e insomnio también están presentes entre los efectos de esta sobrecarga.
Además, no olvidemos los riesgos ya característicos de la propia profesión.

Químicos

Trabajo con productos químicos de limpieza con un alto grado de acidez. El contacto constante con amoníaco, detergentes, disolventes o desinfectantes pueden provocar dermatitis, problemas respiratorios y quemaduras profundas.

Caídas, resbalones y tropezones

Al mismo nivel, debidas a los suelos resbaladizos o instalaciones en mal estado con grietas, moquetas con roturas o alfombras levantadas.
Al distinto nivel, al usar escaleras para limpiar objetos como lámparas o estanterías.
Las caídas pueden derivar en dolencias que van desde heridas leves hasta los esguinces y fracturas. Y, como es de suponer, tener que moverse tan rápido no ayuda a evitarlas.

Cortes, pinchazos y riesgos biológicos

Limpiar utensilios como tijeras, cuchillos, trituradoras y batidoras supone un riesgo importante. De la misma manera que los residuos de los huéspedes, tales como cuchillas de afeitar o cristales rotos. Los cortes, por su parte, conllevan riesgos biológicos al poder provocar alergias o transmitir enfermedades sanguíneas.

Lesiones músculo–esqueléticas

Se trata de uno de los riesgos más adheridos a esta profesión. La manipulación de cargas, posturas inadecuadas y movimientos repetitivos son una constante. Levantar o movilizar artículos pesados o sobrecargados como los carros de limpieza facilita adoptar posturas incorrectas y sobreesfuerzos que inducen a dolencias como lumbalgias, dorsalgias y hernias discales entre otras. Los movimientos repetitivos con las manos, a su vez, pueden ocasionar fatiga y lesiones osteo-musculares. Las operaciones más problemáticas son las que requieren inclinarse y agacharse para limpiar, fregar los cuartos de baño, cambiar la ropa de cama, aspirar alfombras y moquetas, limpiar el polvo de paredes y mobiliario y empujar los carros de limpieza de una habitación a otra.
Las lesiones músculo-esqueléticas incluyen alteraciones como mialgias, calambres, contracturas, tendinitis, roturas, esguinces y artrosis, además de atrapamientos y estiramientos de los nervios y trastornos vasculares y/o degenerativos de la columna. Y, recordemos que se trata de lesiones crónicas.

Situación de abuso

Por si fuera poco, es una industria repleta de empleos inestables. Normalmente, con contratos eventuales o a tiempo parcial. La situación de dependencia que ha generado la economía de la precariedad obliga a las trabajadoras a aceptar dichas condiciones. Además, el grueso del mercado está formado por empresas de servicios subcontratadas por hoteles; cosa que provoca el despido total o parcial de la plantilla interna de los hoteles, una rebaja en la categoría profesional de las limpiadoras y una reducción de la retribución salarial. Esta realidad también supone una merma de la fuerza sindical. CCOO y UGT igualmente, ya han denunciado hasta 50 empresas hoteleras ante la Inspección de Trabajo. Las localidades más perjudicadas en España son Baleares, Cataluña, Canarias y Comunidad Valenciana.
Aprovechamos para recordar que la Asociación las Kellys han proporcionado una plataforma para que las camareras de piso se organicen para combatir los abusos patronales juntas. Su objetivo es visibilizar los problemas que padecen las trabajadoras del sector y reivindicar sus derechos presionando a las administraciones, patronales y  centrales sindicales que haga falta.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/danos-colaterales-del-turismo-las-camareras-piso/

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