Muchos consideramos la miel como uno de los más dulces manjares provenientes de la propia naturaleza. Aun así, también somos unos cuantos los que tememos el animal de donde proviene. Las abejas, una especie que ─recordemos, está en peligro de extinción─ no es exactamente inofensiva para las personas.
La apicultura presenta unos riesgos similares a los de las explotaciones agrícolas o pecuarias. Los detallamos en la revista PL 91, gracias a los datos ofrecidos por la enciclopedia del OIT. Hoy los resumimos para que os podáis hacer una idea de lo que significa trabajar entre colmenas.
Picaduras y más allá
Es el riesgo más conocido. Que nos pique una abeja puede provocar dos reacciones: el envenenamiento por la picadura y la hipersensibilidad que a su vez puede inducir a un shock anafiláctico. Se calcula que el 2% de la población es alérgica al veneno de las abejas y que hasta un 8,9% de los apicultores han presentado reacciones sistémicas. El procedimiento ante esta situación es sacar el aguijón, limpiar el picotazo, aplicarse hielo o un empasto de bicarbonato y agua. También se vigilará de cerca la/s víctima/s y, si se produce reacción anafiláctica, se recomienda aplicar epinefrina.
El apicultor deberá usar humo para neutralizar el comportamiento de las abejas y evitar la picadura. Junto con los EPI adecuados, por supuesto: guantes delgados, capucha, velo y mangas largas.
La temperatura también es un factor de riesgo. El frío puede adormecer las manos y disminuir su fuerza y flexibilidad. Además, reseca y deja una piel más predispuesta a las infecciones. Los EPI deberán aislar frente al frío, el viento y la humedad, permitir la transpiración y disipación de parte del calor que se genera al trabajar.
El calor, por su parte, puede hacer que el trabajador perciba el guante como incómodo y se lo quite. La propia radiación solar puede ser fuente de agotamiento, muerte por golpe de calor y, a la larga, hasta cáncer de piel. Para evitarlo, se beberá un litro de agua por hora y vestirá productos que actúen como pantalla solar.
El Manual de Seguridad de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía también señala otros factores importantes a tener en cuenta.
Ubicación, identificación y señalización
No podrá entrar en el área personal ajeno a la explotación, que deberá tener accesos adecuados. Se respetará una distancia mínima de 400 metros hacia establecimientos colectivos o centros urbanos. Esta distancia puede reducirse hasta un 75% con una cerca de mínimo 2 metros de altura. Cada colmena y sus accesos estarán identificados en un sitio visible y de forma legible.
Riesgos y capacitación del personal
Los trabajadores tendrán que estar informados y capacitados sobre todos y cada uno de estos riesgos. Por su parte, ellos informarán sobre su condición alérgica. Aunque se recomienda no trabajar directamente con las abejas si se padece.
Medidas preventivas
Además de trabajar con equipo de protección acorde con la tarea, se evitarán los horarios a temperatura extrema. Es obligatorio contar con un botiquín de primeros auxilios y el titular del asentamiento apícola deberá mantener Coordinación de Actividades Empresariales con aquellas empresas que concurran en el monte donde se desarrolla la actividad, de acuerdo al RD 171/2004.
Después de su uso, se recomienda lavar el equipo y guardarlo en lugares donde no haya contaminantes. Tampoco se pueden ingerir alimentos ni fumar en el sitio.
Transporte de colmenas y desplazamiento seguro
Cualquier movimiento de colmenas deberá quedar registrado en el Libro de Explotación Apícola. Éstas se transportarán en un habitáculo independiente al de su conductor, con los EPI necesarios y el vehículo adecuado, que contará con su propio botiquín. Es mejor realizar el transporte de noche, cubriendo la colmena con una malla e indicando “Transporte de Colmenas” en el cartel del coche. Si se diera el caso que alguna abeja entrara se procedería a parar el vehículo antes de realizar su desalojo.
Manejo de productos químicos
Éstos se almacenarán en instalaciones seguras bajo llave. En el caso de los ácidos orgánicos, se guardarán en un lugar cerrado, seguro, fresco y seco. Contarán con letreros de advertencia y las etiquetas originales. Los residuos originados serán retirados en lugares permitidos por la autoridad competente.
EPI y documentación preventiva
Necesitaremos mono, careta y guantes de color blanco. Calzado cerrado y adecuado al terreno y, opcionalmente, polainas.
El responsable de la explotación deberá contar con la documentación necesaria vigente en materia de PRL. Y, por supuesto, el resto de trabajadores también tendrán que estar informados de sus riesgos y medidas de prevención.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/apicultura-riesgos-no-tan-dulces-la-miel/
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