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sábado, 3 de junio de 2017

El rumor en la empresa: defectos y ¿virtudes?

“Dicen que van a ascender al nuevo”, “He oído a los jefes decir que va a haber despidos”, “Uno de contabilidad me ha contado que están considerando una fusión con otra compañía”… y así hasta el infinito. Los rumores se propagan en el entorno laboral a una velocidad que da miedo. Ya sea porque todos tenemos una parte cotilla o porque nos preocupan los cambios que puedan ocurrir en nuestro empleo y cómo nos van a afectar a nosotros.
Pero todos hemos jugado alguna vez al teléfono, ¿verdad? Sabemos que cuando se transmite un mensaje de forma oral, cada iteración es susceptible de cambios. Podemos pasar de “Va a haber una auditoría” a “Van a despedir a Juan” en muy pocos pasos. Porque no hay nada escrito y cada cuál interpreta la información de la manera en la más les conviene.


Los rumores acostumbran a ser resultado directo de la falta de transparencia o de comunicación interna de algunas empresas. Pero además, pueden ser fuente de diversos riesgos psicosociales, tales como un ambiente hostil, mobbing, estrés y ansiedad. En algunos casos, incluso se habla de la propagación de rumores como estrategia para crear mal ambiente entre los trabajadores.
Existen diversas maneras de abordar los rumores en una empresa. La mayoría de publicaciones sobre Recursos Humanos coinciden en que deben ser ignorados e incluso mostrar activamente a quien nos los cuente que no nos interesan. En algunos casos, también se recomienda ir al origen de éste. Es decir, preguntar a la persona que propagó la información en primer momento, si era necesario hacer tal cosa. Por parte de la empresa, asegurarse que existe una comunicación interna transversal, en la medida que se pueda, también será una buena manera de no incentivar a que aparezcan habladurías.

¿Todos los rumores son malos?

Parece que la respuesta tenga que ser positiva, ¿no? Eso pensábamos hasta que dimos con este artículo de Expansión, en el que se señalaban algunos atributos positivos sobre los rumores.
La publicación señala que no hay por qué temer absolutamente todos los rumores, sino que deben considerarse como un canal de comunicación informal y que es natural que aparezca. “Cuando se produce en un entorno favorable, no tiene nada de malo emitir y escuchar opiniones a la hora de la comida o en el ascensor”, apuntan. Así, una conversación de pasillo puede convertirse en una vía de escape puntual para los empleados.
Si son bien utilizados, los rumores pueden llegar a convertirse en conversaciones en las que surgen ideas, se comparten inquietudes y hasta se pueden resolver dudas importantes relacionadas con el trabajo. Es difícil que una empresa llegue a canalizar toda la información relevante para algunos trabajadores en un solo espacio, aun teniendo la voluntad de hacerlo.
Y, como guinda final, se identifica el rumor como una oportunidad para que salgan líderes de opinión en representación de los empleados. Un rol que podría llegar a hacer que éstos sean más escuchados dentro de su compañía. La creación de un comité de empresa, por ejemplo.
Eso sí, hay que tener filtro para detectar cuáles son constructivos y cuáles pueden ser destructivos o incluso difamatorios. Diferenciar entre ellos será clave para no convertir el entorno laboral en un ambiente tóxico.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/rumor-la-empresa-defectos-virtudes/

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