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martes, 6 de junio de 2017

El coste (también económico) de la depresión

La depresión significa pérdidas millonarias para el tejido empresarial, concretamente hasta 92.000 millones de euros al año en el marco de la Unión Europea. Se trata de una de las conclusiones del Informe para un Mejor Abordaje de la Depresión en el Ámbito del Trabajo, creado por Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal y la doctora Margalida Gili, decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de las Islas Baleares, en colaboración con la farmacéutica Lundbeck.


En el mismo, estiman que una de cada 6 personas en el mundo va a padecer algún tipo de depresión y que, en el caso de las mujeres, la proporción se eleva al doble. Este aumento se atribuye a la llamada depresión post-parto, aunque probablemente haya otros factores que contribuyan a hacer que el sexo femenino sea más propenso.
Saiz alertó en la presentación del informe que, en el caso de España, el coste indirecto de la enfermedad rebasa el 1% de su PIB. Pero no sólo por el absentismo relacionado con las bajas por depresión, sino también por el presentismo y la falta de productividad que éste implica.
Si en nuestro país la depresión era la principal causa de las bajas laborales, desde la precarización (o crisis) española, esta patología ocupa el segundo lugar en el ranking. Los expertos señalan que, al haber aumentado las posibilidades de ser despedidos, las personas con trastornos de salud mental optan por ocultar sus síntomas por miedo a perder el empleo. Eso desemboca en asistencia al trabajo, a pesar de no tener las mismas facultades de concentración ni la iniciativa necesaria a la hora de tomar decisiones.
Pero no sólo se trata del miedo a pedir la baja, el estigma que cuelga de la depresión tiende a culpabilizar al propio enfermo, con lo que éste también tendrá miedo a someterse al juicio de los demás al admitir su patología.
Lo cierto es que se sabe bien poco de lo que significa tener una depresión sin haberlo vivido de cerca. Entender cómo funciona el cerebro de una persona con un problema de salud mental no es fácil. Pero, a la vez, existe una falta de concienciación a nivel global que tampoco ayuda a que todos nos hagamos cargo de la situación.
En la presentación del informe también se puso de manifiesto que España carece de programas nacionales efectivos para combatir el problema de la depresión. Más allá de su carácter patológico, ésta también es consecuencia directa del estrés laboral: sobrecarga de trabajo, falta de conciliación con la vida familiar y social, sueldos bajos en comparación con los costes de vida, etc.
La decana de la Facultad de Medicina subrayó que en otros países de Europa sí se han diseñado programas para prevenir la depresión, con resultados positivos. Éstos se centran en promover la salud mental y ayudar a los trabajadores que puedan estar en situación de riesgo. Cierto es que son medidas costosas y que implican formación del personal. Pero, otra vez, el coste de la depresión es tan alto que sale a cuenta.
Aunque principalmente es la dimensión ética lo que debería preocuparnos, al final acaban siendo los números los que nos ponen en alerta.  Pero no debe olvidarnos que, independientemente de lo rentable que sea, todos los trabajadores tienen derecho a disfrutar de una buena salud mental.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/coste-tambien-economico-la-depresion/

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