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martes, 26 de marzo de 2019

Los riesgos psicosociales y el estrés en el trabajo

Psychosocial risks and stress. Several workers wearing telephone headsets
Los riesgos psicosociales y el estrés laboral se encuentran entre los problemas que más dificultades plantean en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo. Afectan de manera notable a la salud de las personas, de las organizaciones y de las economías nacionales.
En torno a la mitad de los trabajadores europeos consideran que el estrés es un elemento común en sus lugares de trabajo, y contribuye a cerca de la mitad de todas las jornadas laborales perdidas. Como muchas otras cuestiones relativas a la enfermedad mental, el estrés suele interpretarse mal o estigmatizarse. No obstante, si los riesgos psicosociales y el estrés se plantean como un problema de las organizaciones, y no como un defecto personal, se pueden gestionar como cualquier otro riesgo para la salud y la seguridad en el trabajo.
Los riesgos psicosociales se derivan de las deficiencias en el diseño, la organización y la gestión del trabajo, así como de un escaso contexto social del trabajo, y pueden producir resultados psicológicos, físicos y sociales negativos, como el estrés laboral, el agotamiento o la depresión. Algunos ejemplos de condiciones de trabajo que entrañan riesgos psicosociales son:
  • cargas de trabajo excesivas;
  • exigencias contradictorias y falta de claridad de las funciones del puesto;
  • falta de participación en la toma de decisiones que afectan al trabajador y falta de influencia en el modo en que se lleva a cabo el trabajo;
  • gestión deficiente de los cambios organizativos, inseguridad en el empleo;
  • comunicación ineficaz, falta de apoyo por parte de la dirección o los compañeros;
  • acoso psicológico y sexual, violencia ejercida por terceros.
Al analizar las exigencias del trabajo, es importante no confundir riesgos psicosociales como una carga de trabajo excesiva con situaciones que, aunque estimulantes y a veces desafiantes, ofrecen un entorno de trabajo en el que se respalda al trabajador, que recibe la formación adecuada y está motivado para desempeñar su trabajo lo mejor posible. Un entorno psicosocial favorable fomenta el buen rendimiento y el desarrollo personal, así como el bienestar mental y físico del trabajador.
Los trabajadores sienten estrés cuando las exigencias de su trabajo son mayores que su capacidad para hacerles frente. Además de los problemas de salud mental, los trabajadores sometidos a periodos de estrés prolongados pueden desarrollar problemas graves de salud física, como enfermedades cardiovasculares o problemas musculoesqueléticos.
Para la organización, los efectos negativos se traducen en un mal rendimiento global de la empresa, aumento del absentismo, «presentismo» (trabajadores que acuden trabajar cuando están enfermos pero son incapaces de rendir con eficacia) y unos mayores índices de accidentes y lesiones. Las bajas tienden a ser más prolongadas que las derivadas de otras causas, y el estrés relacionado con el trabajo puede contribuir a un aumento de los índices de jubilación anticipada. Los costes que acarrea a las empresas y a la sociedad son cuantiosos y se han estimado en miles de millones de euros a nivel nacional.

Un sondeo de opinión de ámbito europeo realizada por la EU-OSHA demuestra que aproximadamente la mitad de los trabajadores consideran que el problema del estrés relacionado con el trabajo es común en su propio entorno laboral. Entre las causas más frecuentemente mencionadas de estrés relacionado con el trabajo están la reorganización en el trabajo o la inseguridad en el puesto de trabajo, trabajar muchas horas o una carga de trabajo excesiva, así como el acoso y la violencia en el trabajo. EU-OSHA proporciona información basada en datos y pruebas aportadas por investigaciones recientes sobre la prevalencia y el impacto del estrés relacionado con el trabajo y los riesgos psicosociales.
Se considera que lo más eficaz para la gestión de los riesgos psicosociales es un enfoque holístico y sistemático. La Encuesta La Encuesta Empresarial sobre los Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER) realizada por la de EU-OSHA explora cómo se perciben y gestionan los riesgos psicosociales en las empresas europeas, identificando los principales motores, barreras y necesidades de apoyo. La encuesta demuestra que los riesgos psicosociales se consideran un reto mayor y más difícil de gestionar que los riesgos «tradicionales» para la seguridad y la salud en el trabajo. Es preciso sensiblizar a la gente y disponer de herramientas prácticas y sencillas que faciliten la gestión del estrés, la violencia y el acoso relacionados con el trabajo.
Con la adopción de un enfoque correcto, los riesgos psicosociales y el estrés laboral pueden prevenirse y gestionarse de modo satisfactorio sea cual sea el tamaño o el tipo de empresa. Se pueden abordar de la misma manera lógica y sistemática que otros riesgos para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo.
La gestión del estrés no es sólo una obligación moral y una buena inversión para los empresarios, sino un imperativo legal establecido en la Directiva Marco 89/391/CEE, respaldado por los acuerdos marco de los interlocutores sociales en relación con el estrés laboral y el acoso y la violencia en el trabajo.
Por otra parte, en el Pacto europeo para la salud mental y el bienestar se reconocen las cambiantes demandas y las crecientes presiones que hay en los lugares de trabajo, y se anima a los empresarios a que apliquen medidas adicionales de forma voluntaria para fomentar el bienestar mental.
Aunque sobre los empresarios recae la responsabilidad jurídica de garantizar que los riesgos en el lugar de trabajo se evalúen y controlen adecuadamente, es fundamental que los trabajadores también participen. Los trabajadores y sus representantes son quienes mejor comprenden los problemas que pueden producirse en su lugar de trabajo. Su participación garantizará que las medidas adoptadas sean apropiadas y eficaces.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Alergias laborales: enfermedades silenciosas

Rafael Gadea

Las alergias laborales, principalmente dermatosis y asma, son unas de las enfermedades laborales más frecuentes. Se estima que pueden producirse unos 10.000 nuevos casos al año, mientras que se reconocen como profesionales muy pocas. Muchos casos pueden agravarse hasta llegar a producir una incapacidad laboral total.
Las alergias son reacciones de hipersensibilidad a determinados agentes naturales (ej. harinas, metales), químicos sintéticos (ej. isocianatos) o biológicos (ej. hongos), entre otros, llamados alérgenos. Este tipo de reacciones se produce en personas cuyo sistema inmunitario reacciona de forma excesiva frente a la presencia de una sustancia extraña en su organismo.
Se han identificado más de 350 agentes sensibilizantes laborales, la exposición a los cuales puede provocar manifestaciones alérgicas pasajeras, enfermedades alérgicas o exacerbar enfermedades previas. Las alergias de origen laboral más frecuentes se dan en la piel (eczema), los ojos (conjuntivitis alérgica) y las vías respiratorias (rinitis y asma)

¿Cuántas alergias laborales?

No es fácil conocer el número de alergias profesionales debido a la falta de registros fiables. En España se vienen reconociendo anualmente como enfermedad profesional entre 100 y 200 casos de alergias. Sin embargo, estas cifras subestiman la realidad. Como sugiere un estudio realizado en 2005 por Simon Pickvance y colaboradores, las estimaciones más fiables hablan de 300 nuevos casos de asma laboral al año y 400 de dermatitis por millón de trabajadores (en conjunto más de 10.000 casos anuales). Estamos, por tanto, frente a un problema de ocultación, ya que sólo se reconocen entre el 1 y el 2% de los casos reales que se producen cada año.

¿A quiénes afectan?

Aunque, como se ha dicho, se han identificado varios centenares de sensibilizantes laborales, solamente unos pocos son los responsables de la mayoría de las alergias laborales. Así, por ejemplo, se estima que más del 50% de las rinitis y asmas de origen laboral son debidas a la exposición a harinas, proteínas del látex, aldehídos, persulfatos alcalinos e isocianatos. Y la mayoría de los eczemas de contacto es debida a la exposición a metales (níquel, cromo, cobalto), biocidas y desinfectantes, aditivos del caucho, resinas epoxi y colorantes.
Dependiendo del tipo de alergia, dérmica o respiratoria, éstas afectan más a determinadas profesiones. Así, las dermatitis son más frecuentes entre los profesionales de la construcción, del metal, de la electrónica, de peluquería, de limpieza o personal de servicios médicos y paramédicos. Por el contrario, las rinitis y asmas son más frecuentes en el sector de la alimentación, de la limpieza y de la madera, aunque también son frecuentes en el personal de servicios médicos y paramédicos y en el de peluquería.

¿Cómo se reconocen?

Las alergias laborales se caracterizan porque los síntomas se manifiestan sólo en una parte de los trabajadores y trabajadoras expuestas, suelen aparecer después de un período de tiempo (llamado de sensibilización) y pueden manifestarse a consecuencia de exposiciones a pequeñas cantidades del producto o agente causante de la alergia, lo que se conoce como agente alergénico.
Los síntomas suelen darse, primero a nivel local, en las partes del organismo expuestas (ojos, piel, nariz, bronquios…) y más tarde pueden extenderse a todo el organismo. Tienden a agravarse si la exposición al agente alergénico continúa, aunque en algunos casos de eczemas, los síntomas pueden persistir sin exposición. El diagnóstico, además de las pertinentes pruebas clínicas, requerirá siempre un buen conocimiento de la exposición a los posibles agentes sensibilizantes, es decir, el médico deberá conocer la historia laboral del trabajador y sus condiciones de trabajo.

¿Cómo se previenen?

Es evidente que siempre la mejor prevención posible es la eliminación de la exposición y especialmente en casos como el de los sensibilizantes para los que niveles de exposición muy bajos son capaces de producir graves efectos sobre la salud.
Para conocer si los productos con los que se trabaja pueden desencadenar procesos alérgicos hay que atender a las frases de riesgo, o frases R, que se indican en relación a las sustancias químicas que componen el producto en cuestión. Por ejemplo, la frase R42 puede provocar sensibilización por inhalación y R43 puede provocar sensibilización por contacto con la piel, por lo que pueden ser fácilmente identificables en la etiqueta o en la ficha de datos de seguridad del producto.
Sin embargo, no todos los agentes sensibilizantes, habituales en muchos centros de trabajo, están clasificados como tales. Este es el caso de algunas fibras textiles, de mohos, ácaros, polvo de maderas, etc. Además, aunque los agentes irritantes (R36, R37 y R38) no desencadenan directamente procesos alérgicos, sin embargo pueden estar involucrados (son factores de riesgo) en muchos de estos procesos: la acción irritante sobre la piel facilita la entrada de las sustancias sensibilizantes y el desarrollo de la reacción alérgica. Es difícil establecer en muchos casos una frontera clara entre los síntomas irritativos y los que son producto de una sensibilización y, por último, la exposición a productos irritantes puede “despertar” o agravar estados de sensibilización previos.
En la medida en que a un trabajador se le detecten síntomas de sensibilización, es absolutamente necesario retirarlo de la exposición en algunos casos de rinitis alérgica o asma y muy recomendable en los demás. Si no se hace y el trabajador sigue expuesto al agente alergénico, pueden derivarse consecuencias mayores: una rinitis puede derivar en asma o unos síntomas en la piel pueden derivar en un eczema de contacto de tipo crónico e incurable. 

¿Dónde se producen más alergias?

A continuación ofrecemos una relación no exhaustiva de los sectores en los que se registran más alergias y los tipos de alérgenos encontrados:

Peluquerías
Tintes, permanentes, productos para teñir el cabello (persulfatos), herramientas, metales (níquel).

Alimentación y restauración
La harina de catering, aditivos y contaminantes de la harina (ácaros del polvo, moho, humo de la cocina...), las enzimas, los alimentos (proteínas mariscos y huevos), desinfectantes, detergentes, caucho (incluido el látex).

Servicios sanitarios
Desinfectantes, detergentes, guantes de goma (incluido el látex), ciertos medicamentos, acrilatos.

Urbanización y construcción
Cemento (cromato), resinas epoxi, adhesivos y componentes de los barnices, acrilatos.

Mecánica de la metalurgia
Los metales de procesamiento de metales, polvo de metal, componente del aceite de corte, baños electrolíticos o pinturas.

Tratamiento de la madera
El polvo de madera, maderas exóticas, los componentes de los barnices y adhesivos, resinas utilizadas en la composición de capas compuestas de servidumbre.

Productos químicos
Farmacéuticos, plásticos químicos diferentes: los componentes de los barnices, pegamentos y pinturas, colorantes, aditivos para plásticos, caucho, resinas, algunos productos farmacéuticos, algunas materias primas.

Agricultura, plantas de transformación biológica
(Incluyendo hongos) Proteínas de origen vegetal o animal, plantas, goma, pesticidas.