La incertidumbre o incluso temor de qué pasará si algún día las inteligencias artificiales pueden hacer la mayoría de nuestro trabajo es un tema que viene de lejos. Se han propuesto soluciones como regular los deberes y derechos de los robots en su trabajo así como en su relación con sus compañeros orgánicos. Asimismo, algunos países se avanzan a experimentar con una sociedad que no pueda trabajar porque los ‘cobots’ han tomado ese rol y apuestan por una renta básica universal para los humanos.
Aun así, no podemos evitar preguntarnos qué pasará en las empresas si finalmente los robots son la fuerza de trabajo principal. Probablemente sea sensato querer conservar nuestro “factor humano”: las emociones, motivaciones, empatía… Quizás por ello Tim Leberecht, consultor en innovación y emprendedor de referencia, dedicó una charla TEDx a concienciar sobre la necesidad de crear un nuevo “humanismo radical” en un “negocio romántico” que celebre la curiosidad y honestidad de las personas y no sólo la mera eficiencia. Para hacerlo posible, propone 4 principios para la construcción de esas organizaciones, que resumimos a continuación.
Hacer lo innecesario
Acciones sorprendentes que realmente “no hacen falta” pero provocan alegría e ilusión. Por ejemplo, recompensar a los trabajadores con un bonus “porqué sí”, celebrar una fusión con una empresa lanzando un número absurdo de globos al aire etc. Cosas que también puedan dejar perplejos al público externo.
Crear intimidad
A partir de pequeños momentos de unión con otras personas. Que en un sitio de trabajo estemos mega conectados los unos con los otros, no significa que tengamos una relación íntima. Lo ejemplifica con una empresa que montó un evento sobre igualdad de género. Pero antes de llevarlo a cabo, los organizadores y el resto de la plantilla se reunieron en un sitio lúdico para tener un debate sobre el tema y compartir el punto de vista de cada uno. También apuesta por quedar fuera del trabajo en un entorno donde no haya jerarquías que dificulten las relaciones.
Ser feo
Sí, aunque suene raro. Éste se traduce en mostrar las cosas tal como son y acostumbrarnos a hablar con honradez con nuestros compañeros de trabajo. Por supuesto, dentro de lo que el sentido común nos permita. Pero, como él dice: que una oficina no tenga que parecer un complejo turístico para tapar las cosas menos bonitas.
Permanecer incompleto
Básicamente, para siempre poder tener ideas que nos hagan ir a mejor. Más que esforzarnos en estarlo es reconocer nuestra imperfección y no dejar de perseguir ese “ideal”. Para ello, apuesta por las reuniones tipo asamblea a la hora de proponer soluciones que nos ayuden a “llenar”.
Leberecht añade que esos 4 principios son cualidades que también apreciamos en nuestro hogar, porque concibe la empresa humanista de esa manera. Y, volviendo al tema de la robotización de la industria, hace notar que precisamente estas 4 características, al no ser nunca apreciadas por las IA que sólo buscan eficiencia, serán las que nos ayuden a no convertirnos nosotros mismos en “robots”. “Debemos adquirir y promover una nueva educación estética y sentimental” para crear ese humanismo radical, explica.
Por supuesto, lo que nos hace humanos bien puede considerarse la fealdad, la intimidad, el sentimiento de no estar completo o hacer cosas innecesarias. Aunque seguro que hay muchas características más propias de nuestro cuerpo y mentes imperfectos. ¿Vosotros que creéis? ¿Podríais alargar su lista?
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/humanismo-radical-las-empresas-tim-leberecht/
No hay comentarios:
Publicar un comentario