Las empresas u organizaciones sufren las mismas patologías que los humanos: anorexia, autismo, ceguera, sordera, obesidad, depresión, esquizofrenia… y, encabezando el ranking, el estrés, esa respuesta fisiológica de adaptación a realidades difíciles. Al menos así se desprende del análisis que hace la edición 2015 del Informe Tatum “Estado de Salud de la Empresa Española”.
Cada una de estas patologías se reconoce por la concurrencia de un conjunto de síntomas, más o menos manifiestos, y unas disfunciones organizativas, más o menos encubiertas, que están en el origen y son la causa de la enfermedad.
En el informe se analizan 15 patologías. Ofrecemos unas breves pinceladas de algunas:
-Anorexia. Excesiva racionalización de costes que afectan al desarrollo y crecimiento, posiblemente por sobredimensionamiento de la plantilla en el pasado, concentración de ingresos, caída de las ventas, etc. Provoca reestructuraciones, congelación salarial, descenso de calidad, etc. El mejor tratamiento es el control de costes salariales, la diversificación, gastar mejor (no siempre, menos), eficiencia económica y humana, etc. Nivel: 5,2 en 2014 y 4,9 en 2008.
-Miopía. Falta de capacidad para reconocer cambios en el mercado con antelación, por falta de contacto con la realidad empresarial, inexistencia de estudios de mercado y de sector, priorización de lo urgente sobre lo importante, etc. Provoca que se pierdan clientes, retroceso en las ventas, productos obsoletos, etc. El tratamiento es el establecimiento de un modelo de benchmarking, investigaciones de mercado, formación sobre el sector, etc. Nivel: 5,4 en 2014 y 5,6 en 2008.
-Sordera. Exceso de autoestima, falta de escucha a los ‘stakeholders’ (accionistas), por falta de autocrítica, de orientación al cliente, excesiva burocracia, etc. Los síntomas más claros son el desprecio de la competencia, el ninguneo de los colaboradores, la falta de canales de comunicación fluidos, etc. Su tratamiento es el fomento de la humildad y de la comunicación, el asesoramiento de un ‘coach’ externo, CRM, fomento de una dirección menos rígida y más flexible, etc. Nivel: 4,9 en 2014 y 5,1 en 2008.
-Ceguera. Algunos ejemplos de malas cegueras directivas son la vanagloria, la nesciencia (ignorancia de realidades por motivos de edad, posición, preparación, etc., que tendría la obligación de conocer), la falta de formación, la pequeñez (la medianía profesional), el exceso de información, el tener alma de turista en lugar de viajero…
Puede determinarse una Ceguera Organizacional a partir de la observación de síntomas como la pérdida significativa de clientes-retroceso de las ventas, fuga de empleados valiosos a otras empresas, empecinamiento en seguir políticas que se han manifestado fallidas en la retención del talento, productos obsoletos.
-Esquizofrenia. Desde un punto de vista organizacional podría definirse como “organizaciones con comportamientos divergentes entre lo que se piensa, se dice y se hace. El discurso y la realidad no coinciden, con el inevitable malestar e hilaridad que causa esa incoherencia”.
El discurso y la realidad no coinciden ya que existen personas inseguras en la Dirección, produciéndose una manifiesta incapacidad de comunicar la realidad y gestionar conflictos. La esquizofrenia organizativa produce críticas por la espalda, falsas promesas, falta de ética, amiguismo, etc.
-Esterilidad. En el contexto empresarial, la esterilidad podría definirse como “organizaciones que cuentan con ideas, recursos, proyectos solventes…, pero no consiguen hacerse un hueco en el mercado por determinados aspectos que las limitan”. Los síntomas pueden ser: ventas exiguas, retracción y cierre de puntos de venta, retirada de determinados mercados, falta de franquicias y/o alianzas, inexistencia de nuevas iniciativas.
Los síntomas más claros de la sordera empresarial son el desprecio de la competencia, el ninguneo de los colaboradores, la falta de canales de comunicación fluidos
Estrés organizacional
El estrés de la organización se manifiesta por ritmos asfixiantes y trabajadores que se hallan en estado de tensión permanente. El nivel de estrés ha aumentado, pasando de 5,9 en 2008 a 6,0 en 2014. Algunas actuaciones preventivas que pueden ayudar a las organizaciones a curar el estrés organizacional son:
-Programas de “coaching”.
-Elaboración de Planes Estratégicos para una definición clara de objetivos proporcionada con los medios disponibles.
-Establecer los objetivos de forma consensuada.
-Diseño de Políticas de Conciliación de la vida laboral y la familiar.
-Programas de gestión del tiempo y del estrés. Éstos pueden beneficiarse de ‘vitaminas’ y ‘vacunas’, basadas en el vínculo-identidad de empresa, cuya contribución será mejorar el clima –haciéndolo más informal, cercano y distendido-, relajar la tensión, potenciar la comunicación interna y fomentar la cohesión dentro de la organización.
Fuente: www.proteccion-laboral.com
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