Ojo, que no lo confundamos con burnout! Boreout (boring en inglés significa aburrido) es la sensación de no hacer nada de provecho y terminar eventualmente aburriéndonos y practicando el presentismo. El término se volvió famoso cuando Philippe Rothlin y Peter R. Werder, dos empresarios suizos, publicaron un libro con este nombre en 2007, donde se disecciona la patología.
Lo cierto es que pasarse la jornada laboral procrastinando puede parecer divertido para el empleado e injusto para la empresa, a primera vista. Pero también podemos plantearnos cómo ha acabado aquella persona pasándose el día en Facebook o enganchada al móvil, por decir algo. ¿Os habéis aburrido durante días seguidos en el trabajo? Jugar con el móvil 8 horas seguidas seguro que acaba haciéndose tedioso. Pero si alguien hace esto en el trabajo es que la perspectiva de “currar” aún es peor.
Más peligroso de lo que parece
El boreout acostumbra a aparecer cuando nos sentimos infravalorados, ya sea porque no se espera nada en concreto de nosotros y percibimos nuestras tareas como poco importantes o por debajo de nuestras capacidades. Finalmente, nos desmotivamos y no tenemos ganas de hacer nada. La gente no acostumbra a hablar de ello cuando le pasa porque… bueno, ¿cómo le decimos a nuestros superiores: “Me aburro y ya no trabajo”?
Pero hacer caso omiso o “adaptarnos” a esta situación sin decir nada puede llevar más consecuencias negativas de las que parece. En el libro ‘El nuevo síndrome laboral Boreout’, Rothlin y Werder señalan que, si éste se prolonga demasiado, puede llevarnos a padecer fatiga crónica, problemas musculares, pérdida de la concentración, bajada del rendimiento, comportamiento hostil con los compañeros e incluso abusar del alcohol o el tabaco.
Propuestas para no llegar a aburrirnos
Antes que nada, debemos pararnos a pensar qué nos está pasando. Es decir: ¿Por qué ya no tenemos ganas de rendir? ¿Hemos sido siempre así o son sólo nuestras tareas actuales las que no nos gusta hacer?
El boreout es un problema a dos bandas: tanto la empresa como el empleado salen perjudicados y tanto la empresa como el empleado tienen que poner de su parte, para evitarlo o para arreglarlo si se produce. La prevención de este síndrome empieza cuando se publica una oferta laboral. Lo aconsejable es que en el momento de la entrevista ambas partes sean claras con sus intenciones. La empresa deberá ser realista y no prometer cosas que no puede proporcionar. De la misma manera deberá cribar en base a que el trabajo sea estimulante para el contratado. Por su parte, el candidato tiene que plantearse si realmente quiere el trabajo, tanto a la hora de optar como a la de aceptarlo. Tiene que pensar en si se ve haciendo este trabajo durante un largo periodo de tiempo. Obviamente, eso es muy fácil de decir, pero el contexto de precariedad actual tampoco nos deja tanto dónde elegir. Aun así, dentro de nuestras posibilidades, podemos luchar por conseguir un trabajo que nos suponga un reto y nos ayude a aprender.
En palabras de Juliana Vilert, vicepresidenta del Patronato de la Fundación Factor Humà La situación perfecta es “que la empresa se comprometa a ofrecerte una evolución y un crecimiento profesional”. Asimismo también aconseja que, si nos sentimos estancados o poco valorados, debemos exponerlo de la mejor manera posible a nuestros responsables. Para tener una relación sana con nuestros compañeros y/o “jefes” es fundamental la comunicación. Claro que, repetimos, es un tema delicado de tocar. Hay que elegir bien las palabras que utilizaremos para comunicar que necesitamos algo que nos motive más en nuestro día a día.
Por suerte, también tenemos un artículo dedicado a cómo hacer peticiones en el trabajo que quizás nos podrá ayudar.
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com/sindrome-boreout-aburrirse-trabajo/
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