Uno de
los mayores
riesgos para los trabajadores de la industria transformadora del pescado
proviene de los cuchillos. Se trata de herramientas extremadamente afiladas
para permitir el despiece y fileteado de las piezas de pescado.
Riesgos y su prevención
Trataremos algunos de los riesgos
(corte, manipulación, cámaras frigoríficas, trabajo nocturno y por turnos,
caídas) a la luz de las recomendaciones que hace la Federación Empresarial de
Agroalimentación de la Comunidad Valenciana (Fedacova) en su Guía de Prevención
de Riesgos Laborales en la Industria de Pescados y Congelados.
Deben mantenerse los cuchillos y
elementos cortantes guardados ordenadamente y en sus lugares específicos, en
una plancha imantada o en un taco de madera.
Sus bordes deberán estar bien afilados y
protegidos cuando no estén en uso. Deberán llevar topes en los mangos. El
adiestramiento del personal deberá incluir la utilización de prendas de
protección personal. Los cuchillos deben transportarse adecuadamente. Se
recomienda proteger la mano contraria a la portadora del cuchillo con un guante
de malla metálica. Es recomendable el uso de guantes de acero inoxidable de
cinco dedos con manguito plástico. Debe complementarse esta prenda con un
delantal resistente. El material suele ser láminas metálicas, si bien puede
servir cualquier otro que resista una violenta punción del cuchillo.
- Corte con sierra de cinta
La maquinaria de corte de pescado
congelado deberá poseer el marcado “CE” (que se expondrá en la máquina) y
contar con la declaración de conformidad. La maquinaria debe tener unas
instrucciones de uso extendidas por el fabricante o importador, en las que
figurarán las especificaciones de manutención, instalación y utilización,
redactadas en castellano. El empresario debe formar e informar a los
trabajadores sobre el uso y manejo de esta maquinaria.
- Caída de pescado transportado por
vía aérea por rotura de cuerda, gancho o desgarro del pescado
Las acciones preventivas contemplan:
asegurar la estabilidad y ajuste de la carga. Hacer revisiones periódicas del
equipo perteneciente a la cinta transportadora aérea. Prohibir el paso a
personal no autorizado. Señalizar la zona por existencia de carga suspendida en
el aire.
- Exposición a contaminantes
biológicos por contacto con pescado
Los controles médicos a los que se deben
someter los operarios deben ser frecuentes y exhaustivos, por las diferentes enfermedades
que los animales pueden transmitir al hombre: brucelosis, tétanos, dermatosis
profesional, etc. Seguir un calendario estricto de vacunación. Hacer uso de
guantes.
Las infecciones de dedos y manos son
frecuentes. En forma de micro-lesiones o lesiones más severas, esta
problemática se debe, por lo general, a pinchazos (alambres, espinas de
pescado,…), y posterior contaminación por bacterias del propio pescado o de los
objetos manipulados. La bibliografía de SEMM nos recuerda que “son frecuentes los
panadizos (infección alrededor de la uña), la infección del espacio palmar, las
linfangitis y los forúnculos, que suelen aparecer como consecuencia del roce de
los puños de los impermeables con la piel de la muñeca y dorso de la mano, lo
que puede producir pequeñas abrasiones cutáneas que se convierten en diminutas
vesículas sépticas dolorosas.
En las tareas de manipulado, pelado,
empaquetado de trozos en bolsa, recogida en tren de corte, comprobación de
peso.
La prevención pasa por adaptar la
distancia de alcance de los materiales (piezas, herramientas, objetos) a las
características personales de cada individuo. Realizar las tareas manteniendo
la mano alineada con el antebrazo, la espalda recta y los hombros en posición
de reposo. Evitar los esfuerzos prolongados y la aplicación de una fuerza
manual excesiva. Utilizar guantes que se ajusten bien a las manos y que no
disminuyan la sensibilidad. Establecer pausas periódicas. Informar a los
trabajadores sobre los riesgos laborales que originan los movimientos
repetitivos y establecer programas de formación periódicos.
Son frecuentes las tenosinovitis de la
muñeca, una dolencia que aparece como consecuencia de los movimientos
repetitivos de la articulación de la muñeca durante el manipulado. Es típica de
la labor de destripar el pescado durante largos periodos de tiempo.
- Manipulación manual de cargas
Este riesgo se agrava en las tareas de
descarga de piezas (hasta 20 kilos / unidad). El peso máximo que se recomienda
no superar son los 25 kg., en condiciones ideales de carga, es decir, con la
carga cerca del cuerpo, espalda derecha, sin giros ni inclinaciones. Siempre
que sea posible se utilizaran los medios mecánicos disponibles. Es mejor
empujar que tirar. El trabajador contará con información y formación sobre los
riesgos derivados de la manipulación manual de cargas así como de las medidas
de protección y prevención que hayan de adoptarse.
Es
consecuencia de permanecer la mayor parte de la jornada laboral de pie. En la
medida de lo posible, se evitará pasar largos períodos de tiempo de pie,
alternando las tareas o procurando efectuar cortos descansos para evitar la
sobrecarga muscular y dolores de piernas y espalda. Se evitarán los asientos
improvisados e inestables que obliguen a posturas forzadas.
Lesiones del sistema músculo-esquelético
La ergonomía es la disciplina científica
que nos explica cómo deben diseñarse las cosas (objetos, máquinas y
actividades) para que las personas obtengan el mayor rendimiento posible al
utilizarlas. Y mayor rendimiento también implica ausencia de lesiones. Huelga
recordar aquí que la ergonomía es la asignatura pendiente de muchas
actividades, y los centros de procesado pescado y congelados no escapan a esa
realidad.
Los TME (trastornos
musculo-esqueléticos) abarcan una amplia gama de enfermedades inflamatorias y
degenerativas del sistema locomotor, que se pueden dividir en dos grandes
grupos: dolor y lesiones dorso-lumbares, y lesiones causadas por esfuerzos
repetitivos. En ambos casos corresponden a un conjunto de patologías que
afectan al aparato musculo-esquelético (sistema locomotor), es decir, hueso, cartílago,
tendones, músculos.
El origen de estos trastornos es
multi-causal, y se han encontrado factores de riesgo en el terreno físico,
personal y psicosocial. En el ámbito laboral, numerosos estudios concluyen que
las causas físicas de los TME, como son los movimientos forzados, la
manipulación de cargas, las malas posturas y los movimientos repetitivos,
tienen una importante relación de causa-efecto. Las lesiones que tienen mayor
prevalencia son las inflamaciones de los tendones (tendinitis y tenosinovitis),
en particular en el hombro, antebrazo y muñeca, y la compresión de nervios
(síndrome del túnel carpiano).
Actualmente los TME tienen la
consideración de problema de salud pública debido a su elevada incidencia.
Según la Comisión de Salud Pública, sobre el 50% de la población europea
declara dolores musculo-esqueléticos en alguna parte del cuerpo.
Junto al riesgo ergonómico podemos
también considerar otros como cortes y pinchazos, golpes por objetos móviles,
proyección de partículas, golpes y caídas (al mismo o a distinto nivel), caídas
de materiales, vuelco, atropello, auto-atropello por maquinarias, ruidos,
explosiones e incendios, quemaduras, atrapamientos, contacto con productos
tóxicos, agentes biológicos, inhalación de humos y gases tóxicos. Y no son
desdeñables los riesgos psicosociales: estrés, ansiedad, depresión, trastornos
del sueño, acoso sexual, violencia laboral, insatisfacción profesional /
burn-out, etc.
Trabajo nocturno / cámaras de frío
Los turnos de noche y de tarde nunca
serán más largos que los de mañana, preferiblemente serán más cortos. Se
recomienda cambiar de turno cada dos o tres días. Aumentar el número de
períodos en los que se puede dormir de noche. Facilitar comida caliente y
equilibrada, prever tiempo suficiente para comer. Disminución del número de
años que el individuo realiza turnos, limitación de edad, etc. La OIT
recomienda que, a partir de los 40 años, el trabajo nocturno continuado sea
voluntario. Reducir, en lo posible, la carga de trabajo en el turno de noche,
dando a conocer con antelación el calendario con la organización de los turnos.
- Condiciones de seguridad en el
interior de cámaras frigoríficas
En cámaras de congelación con
temperatura inferior a 0º, deberá existir señal luminosa de presencia de
personas en el interior; alarma óptica y acústica; hacha tipo bombero. Revisar
que se pueda abrir desde dentro de la cámara; que funciona el piloto de luz que
indica que alguien ha accedido a su interior. Verificar los sistemas de
seguridad periódicamente. Mantener estas zonas limpias de acumulación de restos
de agua por descongelación para evitar resbalones y caídas.
- Caídas a ras del suelo por
pavimentos con agua, restos de desperdicios, etc.
Los suelos deberán ser impermeables, no
absorbentes, antideslizantes, resistentes e incombustibles, de fácil limpieza y
desinfección; dispondrán de suficiente inclinación (2% como mínimo) para evitar
retenciones de agua u otros líquidos. Estarán provistos de desagües con los
dispositivos adecuados de cierre hidráulico que eviten el retroceso de materias
orgánicas y olores y el acceso de roedores. Se deben eliminar con rapidez los
restos abandonados en el suelo, se limpiarán y eliminarán los restos de agua,
escarcha, así como de cualquier producto vertido ocasionalmente.
El frío, riesgo añadido
El trabajo con frío en interiores y al
aire libre puede tener efectos adversos sobre la salud humana. Los problemas de
salud disminuyen la productividad y aumentan los riesgos de accidentes y
lesiones llegando en los casos más extremos a causar muertes. Los dolores
musculo-esqueléticos son frecuentes en el trabajo con frío en interiores. La
respiración de aire frío puede causar síntomas respiratorios. Los síntomas
empeoran con el ejercicio y la edad, siendo más comunes en personas con enfermedad
respiratoria previa. Las enfermedades cardiovasculares y disminución de la
actividad pueden ser especialmente pronunciadas durante el trabajo en tiempo
frío e implicando ejercicio físico. Sólo la gestión correcta, que pasa por el
conocimiento y la evaluación, permitirá evitar que el frío sea otro riesgo
laboral que enfrentan muchos trabajadores.
Generalmente,
se considera que el frío es un riesgo añadido cuando se trabaja a temperaturas
iguales o inferiores a los 10-15º C, que pueden darse en interiores o a la
intemperie. Los trabajos fríos se dan principalmente en la industria
alimentaria, ya que los congelados se encuentran en valores de -20º C. La
identificación de los riesgos por frío es el primer paso para su control. Los
grupos especialmente sensibles deben recibir información y protección adecuada.
Estrés y deterioro de la salud
El estrés laboral surge cuando se da un
desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización. La
persona percibe que no dispone de recursos suficientes para afrontar la
exigencia laboral y es entonces cuando aparece el estrés. El ritmo y la carga
de trabajo provocan agotamiento psíquico, fatiga emocional, desgaste personal,
frustración de las expectativas, contradicción entre la realidad y el deseo,
ruptura del equilibrio psicológico… Dichos estados psicológicos vinculados al
estrés agravan otras dolencias físicas, como:
Estar sometido a un estrés permanente
aumenta hasta un 45% el riesgo de padecer diabetes del tipo 2 en hombres, según
un estudio de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Tal conclusión sugiere que
el estrés debe empezar a considerarse como una causa –que tiene prevención- y
que determina la falta de respuesta a la medicación con insulina en pacientes
con diabetes adquirida (tipo 2).
- Hipersensibilidad
acústica
Se ha constatado que las mujeres que
padecen estrés continuo pueden sufrir hipersensibilidad a los sonidos, hasta
tal punto que una conversación normal, con una intensidad en torno a los 60
decibelios, puede resultarles molesta, e incluso dolorosa.
El estrés puede activar las células
inmunes en la piel, causando o acentuando enfermedades inflamatorias cutáneas y
aumentando las sensaciones de picor asociadas, concluye un estudio de la
Universidad de Medicina de Berlín.
- Susceptibilidad
a infecciones
El sistema inmune de los estresados
crónicos responde mal a las señales hormonales que regulan la inflamación, lo
que los hace más propensos a ciertas enfermedades. Además, el estrés altera el
equilibrio de las bacterias que viven en el sistema digestivo, aumentando la
sensibilidad a las enfermedades inflamatorias del intestino.
- Colesterolemia.
Según
un estudio español, citado por la revista Scandinavian Journal of Public
Health, los trabajadores con estrés laboral presentan mayor probabilidad
de sufrir niveles anormalmente altos de colesterol LDL (colesterol ‘malo’)
y niveles excesivamente bajos de colesterol HDL (colesterol ‘bueno’).
Además, sus arterias presentan mayor acumulación de ateroma (placa por
depósito de lípidos), que puede acabar obstruyéndolas y causando problemas
cardiovasculares.
www.uniformesyvestuariolaboral.com