La ‘batalla del ahorro’ en la pyme debe conllevar un estudio pormenorizado no sólo de los gastos diarios, sino de la estructura como organización para analizar posibles desequilibrios. Si, tras analizar las cifras, se descubre que un producto o un segmento no está dando los resultados esperados, hay que tomar una decisión rápida para evitar que se convierta en un ‘agujero negro’.
En un escenario como el actual, en el que cualquier despiste puede salir muy caro, hay que analizar todos los pasos. Lanzar un nuevo producto debe traer consigo un estudio pormenorizado de su resultado y del retorno que ofrece. No hacerlo con seriedad es un ‘lujo’ que una pequeña empresa no se puede permitir hoy en día.
Las ratios de ventas, el alto coste de mantenimiento de catálogo o almacenes, las dificultades logísticas para los desplazamientos pueden ser algunas de las razones que hagan que un producto no sea todo lo rentable que se esperara. Mantenerlo conociendo esas cifras no es lógico, pues no sólo el empresario se arriesga a perder dinero, sino que, a la vez, está dejando de prestar atención al resto de productos que sí son rentables.
Lo mismo ocurre con las unidades o segmentos de la empresa. Si una pyme ha dedicado recursos materiales y económicos a un servicio que no está dando ningún resultado debe rectificar y concentrar todos los esfuerzos en las áreas de mayor valor final, incrementando de esa manera los beneficios.
No se trata de ser impaciente y no dar el tiempo necesario de maduración a un producto o un servicio, sino de adelantarse a los acontecimientos y analizar todos los pasos dados con el objetivo de no invertir dinero y, sobre todo, esfuerzo de manera baldía.
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